Buenos días a todos,
hoy voy a explicar la clase que
hicimos el pasado lunes en la asignatura de metodología
de ELE del máster en FPELE. Anteriormente, se habían planteado dudas por
parte de algunos de mis compañeros si era posible enseñar ELE con la lengua
objeto, en todo momento, si son alumnos principiantes absolutos. Para responder
a esta duda la profesora decidió que experimentásemos esa situación y así resolver
esa duda.
El objetivo de la clase era saber si
se puede impartir una clase de LE con la lengua objeto partiendo de un nivel
principiante, es decir, los alumnos no tienen ningún conocimiento previo de la
L2. Para ello, nosotros fuimos los alumnos de nuestra primera clase de ruso.
Amanda, la profesora, usó durante la hora de clase la lengua objeto en todo
momento y personalmente, no tuve ninguna dificultad para seguir la clase. El
objetivo propuesto se cumplió, ya que la clase funcionó sin problemas y Amanda
nunca usó otra lengua que no fuera el ruso.
Personalmente, la clase fue divertida,
amena e incluso aprendí más de lo que esperaba. Amanda, además de usar una
serie de estrategias, tuvo una actitud frente a nosotros que nos hizo perder la
vergüenza desde el minuto uno, la clase, en general, se implicó en todo momento
y hubo una actitud receptiva. Todo ello proporcionó que la clase fuese un éxito
tanto por parte del docente como de los alumnos.
La profesora empleó distintas
estrategias para facilitarnos la comprensión en clase. Por ejemplo, el contexto
ayudó a entender la clase, es decir, la comunicación no verbal (gestos, mímica,
señales). Cuando introdujo el tema que íbamos a trabajar (fiesta) para que lo
entendiésemos hizo ver que bailaba. También me fijé que Amanda hablaba poco, la
entonación era pausada y usaba las repeticiones como táctica para dar una idea,
vocabulario, frases o explicar los ejercicios.
Otro recurso fue dar un modelo, es
decir, la profesora no corregía directamente a nadie, pero sí repetía varias veces
para que nosotros nos diésemos cuenta. En mi caso, cuando dije 'minya sabut' ella repitió 'zabut' para que lo pronunciase
correctamente. Creo que está bien esta manera de corregir, porque no 'acusaba'
a nadie directamente, ni hacía sentir vergüenza por equivocarse, todo lo
contrario.
Además, las instrucciones siempre las
mostraba con ejemplos, por lo que si la instrucción no quedaba del todo clara,
con el ejemplo se entendía la finalidad. Estas instrucciones se caracterizaban
por ser muy breves, sencillas y concisas. También las repetía varias veces por
si no se comprendían.
Otra estrategia es que indicaba
siempre la dinámica con la que se debía trabajar la actividad propuesta, a
través de los gestos, señalizar, etc. Trabajamos un mismo tema con distintas
dinámicas (individual, pareja, grupo-clase) y eso facilitó que la clase no
fuese aburrida y pasiva. Una vez iniciada la actividad, la profesora no se
quedaba en una posición estática en el aula, sino que iba pasando alrededor de
las parejas o grupos para ayudar o supervisar si alguien necesitaba ayuda.
Para concluir mi reflexión, con esta
vivencia he podido confirmar que no hay ningún problema en usar sólo el español.
Aunque debo de tener en cuenta otros factores como las circunstancias de los
alumnos, o tener una actitud adecuada para motivarlos y que estén predispuestos
en el aula.